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Discografía de YES
"The Revealing Science of God (Dance of the Dawn)"
"The Remembering (High the Memory)"
"The Ancient (Giants Under the Sun)"
"Ritual (Nous Sommes du Soleil)"

Producido por Eddy Offord

La sexta entrega de la discografía de Yes y un disco tanto clave en su evolución musical como generador de polémica entre los fans y entre los propios miembros de la banda.
La idea del proyecto parte de la fascinación de Jon Anderson por las religiones orientales y en concreto de la lectura de un libro de 1946 que es la autobiografía de un yogi, el cual divide los libros sagrados del hinduismo en cuatro cuerpos. Esta idea se concretó en un doble Lp conceptual con solo cuatro canciones, una por cada cara de vinilo.
Aunque en los créditos aparecen todos los miembros como autores de la música, realmente el que más conectó con la visión de Anderson fue Steve Howe (entre los dos firman todas las letras). El resto no participaron con tanto entusiasmo. De hecho parte la polémica del disco reside en que Rick Wakeman no estaba nada de acuerdo con el concepto del mismo ni con la línea musical que estaba tomando el grupo. Estuvo tan poco implicado que aprovechó el periodo de grabación para colaborar con Black Sabbath que estaban grabando su disco "Sabbath bloody Sabbath" en el mismo estudio (dicen que a cambio de unas cervezas) y al final anunció que dejaba la banda para iniciar su carrera en solitario.
La otra parte de la polémica vino porque a pesar del éxito del disco recibieron bastantes críticas por haber llevado los límites del rock sinfónico demasiado lejos (a veces usan estructuras más propias de la música clásica). Temas demasiado extensos y con melodías estiradas hasta lo imposible. Para mi gusto sí fueron demasiado lejos intentando superarse a sí mismos, pero hay que reconocer que hay partes que son fantásticas, de gran belleza, entre otras cosas porque los músicos de componían Yes en ese momento (Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe, Rick Wakeman y Alan White, ) tenían un talento bestial como instrumentistas.
Pero también es verdad que el álbum representa la quintaesencia del rock sinfónico y sus excesos y que sirve de argumento a los que solo con oír las palabras "rock sinfónico" huyen como del demonio o comienzan a bostezar.
Un buen disco pero para escuchar con tiempo y ganas y si eres amante del rock sinfónico y de la voz de Jon Anderson.
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